viernes, 22 de marzo de 2019

Un día cualquiera


Muchas cosas están pasando,  pero no me da la vida para sentarme. Eso, y  mi nivel de exigencia conmigo misma, que hace que tenga que ser perfecta en todo, en el trabajo, en casa con los niños, haciéndome cargo de cada pequeña cosa que me pasa por la cabeza. Que si falta arroz y además tengo el coche sin gasolina, mi cabeza hace cálculos para ver como gasto menos tiempo en hacer esas tareas, recoger al niño, dejar a la niña con la abuela, comer entremedias y, poder ir a recoger un papel que me ha llegado a correos. Claro, al final el papel de correos se dejó para otro día.

Total, que J se puso mala ayer, y está con fiebre, y M se puso malo el lunes, y llevamos una semana interesante de no dormir. Porque hay que decir que M y J duermen conmigo en la cama. El querido papa, empieza en la cama, y sigue en la habitación de M. Además que M está pasando por una etapa que si estoy con J en brazos, él quiere también. Que si doy teta a J, él quiere también. Intento darle todo el cariño que puedo, pasar tiempo con él, jugar con él, pero sigue luchando por su espacio con su mamá y compartirme con J lo lleva mal. A veces también dice que quiere ser bebé, y se pone el pañal, y quiere hacer pis en el orinal. Luego para lo que le interesa, quiere ser mayor. Y quiere ser futbolista, e ir en manga corta y en pantalón corto como ellos, con calcetines hasta las rodillas. Que el miércoles me estuve pateando tiendas para encontrarle calcetines largos, mientras luchaba por que se pusiera el abrigo, que todavía hace frío. Y M insistiendo que es primavera ya. Claro que por eso a lo mejor tengo a todos los niños malos en casa, además del padre que lleva ya un mes con dolor de garganta crónico.

Y hemos seguido con más jaleos, he tenido que llevar a J también al hospital porque no anda, se mueve culeando, y la pediatra nos ha dicho que está hipotónica. Así que he tenido que ir a que la valoren, y me llamarán para empezar a hacer ejercicios de fisioterapia para fortalecer un poco más las piernas y los brazos. A ver que tal se nos da. J tiene 14 meses.

Y así seguimos, ya es viernes, y a ver  qué tal se termina de dar el día, el médico de J, ir a ver una guardería, recoger a M, comprar algún regalo para la abuela, descansar….
Días de subirse a los árboles, que molan

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