lunes, 27 de febrero de 2017

Tardes de piscina

A M le encanta jugar, y si es en el agua, pues todavía mejor. Es increíble el grito de felicidad cuando abro la puerta del vestidor y ve la piscina. Y no salta de alegría porque le llevo en brazos. 
Le encanta el agua, y se tira a la piscina en cuanto le dejo - la verdad que da un poco de cague porque no flota, se hunde, y da miedo pensar lo que pasaría si no hubiera un adulto -. 

Vamos a clase, y no sé si sería mejor no ir a clase y que hiciera lo que quisiera. Porque lo que M quiere hacer es jugar, no estar con el churro, las pesas o ponerse encima de un fantasma y mover las piernas para aprender a desplazarse. Lo que hay que trabajar para aprender a nadar... 
Lo mejor de todo es que el año pasado iba el padre, pero yo cambiaba a M y luego le recogía y le secaba. Este año voy yo sola, y el panorama es el siguiente: M, la bolsa de la piscina y mi bolso. Cambiarme yo, preparar a M, guardar todo en la taquilla, y salir al agua. Hasta ahí todo controlado . La vuelta es más complicada: quitar a M el pañal y el gorro, ducharle, ( yo con bañador mojado). Secarle, vestirle, y dejarle sentado para cambiarme yo. Todo esto mientras le entran las ganas terribles de tomar teta y quiere lanzarse sobre mi. Que hacer ejercicio abre el apetito.  Con todo lo cual siempre parezco una loca, porque en cuanto me pongo el pantalón ya lo tengo colgado de la teta. Y eso si todo sale bien. Un día me di cuenta que no llevaba pañales, y rebuscar en el cubo para encontrar el de M que había tirado antes no me parecía muy elegante, así que le puse otro de piscina y a casa corriendo. INFORMACION al consumidor: el pañal de piscina no sirve como pañal normal. El pantalón de M  y la silla del coche acabaron mojadas en pis. 

Todo esto me hace pensar que mi marido se lo sabe montar bien cuando dice que necesita mi ayuda para ir a la piscina, voy a dejar de ser superwoman. 




miércoles, 8 de febrero de 2017

Tiempo

Es curioso cómo un día eres una madre que puede con todo, todo va bien, no hay baches en el camino y  de repente, de la nada, todo se viene abajo, aparece de nuevo el cansancio, la poca paciencia, el agotamiento, y todo en el horizonte son problemas.

No creo que haya cambiado todo tanto en cuestión de minutos, pero al final del día de ayer, todo me sobrepasó. M que no quería cenar, y no sé si es que estaba cansado, o que los guisantes, la tortilla francesa y la manzana asada no le apetecían nada, pero llegó el colmo de mi frustración. Que al final todo es por el cansancio acumulado y él no dormir.

Habitualmente a M le duermo yo, pero ayer como ya no podía más, deje que su padre lo intentara, y fueron 15 minutos o más de llanto desconsolado, para que al final yo claudicara y relevara al padre. Mala jugada por cualquier lado porque con el sofoco tardó más en dormirse. En este caso no sirvió eso que te dicen que después de llorar se duermen y caen, no. Y luego tuve al padre diciendo que M manipula.

No creo que manipule. Creo que le gusta dormirse conmigo, tumbado en la cama, y danzando por encima de mí hasta que encuentra la postura y se duerme. Como no sabe decirlo con palabras, pues llora, es su forma de expresión, para protestar por el cambio de rutina.


Es complicado a veces el día a día, está vida moderna donde le madres trabajamos y no hay tiempo de nada, con lo que en lugar de tomarnos el tiempo que el bebé necesita, el tiempo que nosotras necesitamos, intentamos hacerlo todo a la carrera y ya. Y todo al final pasa factura. 

Porque quiero llegar a todo, y querer hacer todo con tiempo limitado es complicado. Intento también sacar tiempo por las noches para coser a M un libro de fieltro para que pueda tocar y estrujar y podamos jugar con él, y lo que tardaría una semana en hacerlo, se convierte en más de un mes.


Asi que intentaré aprender y  seguir intentando encontrar el equilibrio, haciendo malabarismos para no quitar tiempo para estar con M, dormirle siguiendo sus ritmos, y dejarle comer libremente. Al menos lo seguiré intentando. 

lunes, 6 de febrero de 2017

Risas

Felicidad es que M vea mi tripa y me haga pedorretas, y nos riamos los dos como locos.

Y de verdad que se te olvidan todas las penas. Vale que estoy todo el día con él, si no estoy trabajando claro, y ya he dicho que es muy cansado. Pero los momentos en que me rio y me lo paso tan bien, no los cambiaría por nada, y dejo de pensar en todas las absurdeces de la vida, para disfrutar del momento. Asi que cuando hecha polvo estaba tumbada en la cama dando el pecho a M, y me ha hecho pedorretas, se me ha quitado el cansancio de golpe,

Tengo que decir que M también ha descubierto los coches teledirigidos de sus primos, y al principio le daban miedo, se escapaba dando pasos hacia atrás, y luego ya de enfado, lo cogía y le daba la vuelta. Supongo que de repente ver un coche que se acerca a tí solo, por primera vez, debe ser desconcertante. Pero también ha sido un momento en que nos hemos echado unas risas.

Asi que para recordar, nos lo hemos pasado muy bien este fin de semana!