martes, 21 de noviembre de 2017

Aprendizaje

Un niño de dos años y pico es agotador. Y si empieza a decidir él lo que quiere ponerse, los zapatos, la ropa, que se enfada cuando le quieres vestir, cuando le quieres desvestir, cuando es la hora del baño, cuando hay que salir de la bañera...... pues al final, no sabes ya ni qué camino es el correcto. Así que así estamos ahora, M midiendo los límites y nosotros intentando educarle. Hoy en la escuela nos han dicho que en la hora de la comida, ha empezado a dar tortazos a su compañera de al lado. Y que se ha tomado la regañina mal, y no ha querido comer. Rabietas a todas horas. Y hasta la abuela, que ayer se tuvo que quedar un rato con él nos comentó que M es un tozudo, no quiere algo, y se pone bruto. Y al final te das cuenta que el bebé ya no está y que hay una persona ahí dentro, que intenta expresarse. Y que se toma muy a mal que le contradigan. Y los padres estamos en proceso de aprendizaje de como manejar todas estas situaciones nuevas.
 Hace un par de meses, era más fácil, porque su forma de expresarse era llevarse cosas a la escuela, aunque fueran peregrinas, desde unos guantes de cocina, pasando por una naranja o un tubo encontrado en casa del abuelo.



Muestrario de lo que a M le gusta llevarse a la escuela.

Ahora se emperra en una idea, y la lleva hasta el extremo. El padre me decía que era un buen actor, porque ponía cara de pena y de llorar,  y acto seguido eran las risas. 

Pues en eso estamos, dos años y pico de M, y nosotros en periodo de aprendizaje.