martes, 24 de diciembre de 2019

Navidades y dinosaurios


Ya estamos en Navidades, que significa que ya el año se acaba, que todo este tiempo ha pasado demasiado rápido, que no da tiempo a pensar. Solo a seguir en la rueda, siempre hacia adelante. Que hay días que son agotadores y quieres dormir y dormir. Y otros días se llevan mejor, y hay tiempo para jugar, para leer cuentos y para hacer cosquillas en la tripa.
Ya mañana es Navidad, y aunque nunca he celebrado Papa Noel, este año, con los niños, lo vamos a hacer. M, niño,  ha pedido una colchoneta para saltar y un hueso. El hueso es porque quiere un perro. Y me intenta convencer, y es genial, porque lo dice todo completamente convencido.  J, niña, de Papa Noel tendrá un dinosaurio. Aunque ya tiene muchos, pero son de su hermano, así que Papa Noel le traerá uno para ella.
En casa hay muñecas, pero a lo que le ha tomado verdaderamente cariño, que se lleva a la escuela, que si se lo quitan se pone a llorar, es a un Tiranosaurios Rex. Es de su hermano, y le tenemos que pegar la cabeza con celo porque se le ha roto, pero va con él a todas partes. Lo mejor de todo es que pesa lo suyo, y cuando ya no puede con él o se cansa, nos lo da para que se lo llevemos. Y se llama Cocó. No se de donde ha salido ese nombre, pero es así como lo llama ella.

Y para terminar, para M, regalo de disfraz de Frozen, que también lo ha pedido. Sí, niño de 4 años vestido de Frozen y niña de 2 años jugando con dinosaurios. Es divertido vivir sin roles predeterminados. Aunque tengo más problemas cuando M me dice que él se quiere vestir con vestido también, como Julieta, porque a él le hago camisetas, no vestidos..... qué se le va a hacer, no puede ser todo tan perfecto. 
A ver que tal se nos dan estos días, si conseguimos hacer planes interesantes con los niños, sacar un poco de tiempo también para la pareja, para nuestros hobbies, y para pasarlo bien en familia. Y en unos días 2020! Espero que al menos sigamos tan bien como este año, aunque estemos sin dormir, hayamos perdido algunas veces (o muchas) la paciencia, pero al menos hemos intentado día a día mejorar, aprender cosas nuevas con los niños, y seguir adelante.

Feliz Navidad!

El portal con sus amigos los dinosaurios.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Una mañana cualquiera


Una mañana cualquiera. Bueno, no específicamente, porque decidí cogerme un día de vacaciones e ir a la peluquería. Tranquilamente, sin estress, sin correr de un sitio para otro. Con tiempo para comer. Con tiempo para hacer alguna compra. Pues bien, ha habido de todo. Tranquilo..... no, no ha empezado así.
Mi marido lleva habitualmente los niños al colegio, pero justo él tenía que entrar pronto al trabajo, y los astros se alinearon para que yo estuviera en casa. Parecía fácil, M. me pide de vez en cuando que le lleve yo al cole, y le tengo que decir que tengo que trabajar. Así que estaba yo más contenta que contenta porque le iba a llevar.
Primer error - M. se ha atravesado, y como me ha visto en casa, ha empezado a decir que no quería ir al cole, para terminar gritando que no quería ir al cole, así que se ha quitado el uniforme del cole, y ha seguido llorando media hora. Como había que salir, le he puesto el uniforme de nuevo, y con los dos niños al cole.

 Salimos al cole, y en una frenada, la fuerza cinética hace que M se mueva demasiado hacia adelante, le miro. Ya no se si esto califica como segundo error, o segunda ¿*¡****¡¡¡¡??¿¿***! - M. se ha quitado el cinturón! Por qué? Porque tener un cinturón puesto le impedía poner en marcha su plan maestro de quitarse toda la ropa dentro del coche : pantalón, calzoncillo, zapatos.

Aparco, le visto entre gritos, y hay que hacer el camino desde el coche aparcado hasta la clase. Yo con J. en brazos (que ese cuerpo serrano de casi dos años pesa lo suyo),  y M. gritando que le coja en brazos también. Todo esto,  tirado y gritando/llorando en el suelo (puntualizo que ha llovido por la noche y todo está mojado).

 Que se hace en estos casos? No tengo ni la menor idea. Mira que me encantaría ir a un curso de disciplina positiva para saber algo. Porque lo único que tengo claro es que No sé nada. Así que le he cogido también en brazos. Que pasa ahora? Que me duele la espalda a morir por haber cargado con los dos : Tercera cagada, ya por llamarlo por su nombre. Con dos niños en brazos, cómo no se me iba a olvidar la merienda en el coche. Corriendo a por ella ya sudando a todo sudar.

Primera parte del plan completada. Siguiente parada, la escuela de Julieta. Para qué contar, que la dejo, se pone a llorar, y cuando la he vuelto a recoger, las maestras me cuentan que ha pasado un día fatal, llorando, muy triste. Se acordaba que la había dejado, y volvía a llorar…. Esto no pasa cuando la deja el padre.

Ya con los niños en sus respectivos colegios, he tenido la paz para ir a la peluquería, volver, comer y volver a recoger a los niños. Tarde más o menos bien con ambos ( y con la Patrulla Canina, porque ayer me ayudó bastante). Y yo pensando que mi marido y padre en cuestión de los hijos volvería pronto del trabajo, ya que había entrado pronto….. pero no - los astros estaban juguetones, así que el padre sale tarde, hay atasco en la carretera, no tiene gasolina y tiene que parar en la gasolinera…. Baños, cena, cuentos,  y dormir y se acaba el día, yo con mis pequeños herederos, porque me quedé dormida con ellos, y tan feliz. Yo y mis botas nuevas que me compré en mi día sin stress 😊  

Los pequeños herederos cuando no se tiran al suelo y patalean



lunes, 16 de septiembre de 2019

Septiembre, vuelta a la rutina


J ha empezado la guardería, y en una semana también han empezado los mocos. La llevaré al médico, para ver que no tenga otitis, ya que se queja demasiado; pero el estar trabajando, y con un niño malo, por lo menos a mí, hace que me sienta mal. Siento como una especie de rechazo al hecho de tener que trabajar. Porque no entiendo por qué tengo que trabajar y dejar a mi hijo enfermo en casa. Y por qué parece que estamos deshumanizados, que los niños no importan, que “ya se pondrán bien”, o “es normal que se pongan malos”, y los adultos siguen con sus vidas, los atascos, el trabajo, estar volcados en sacar una tarea adelante, o una reunión…. No se, es algo que no entiendo.  Y aún así, me levanto, cojo el coche y voy al trabajo.

Me tengo que levantar muy pronto para llegar al trabajo, y hoy he tenido una hora de atasco. Esto significa, que me voy de casa, sin  ver a los niños despiertos, o darles un beso. Sin desayunar con ellos, o bailar, reír, hablar. Con la casa a oscuras y sin hacer ruido, tengo que salir de casa. Para estar pensando continuamente, “cómo estará mi niña?” .

El malestar de J, se suma a que como ha empezado la guardería, está pasando por el trance, de que cuando la recojo, no se quiere separar de mí. Y de estar en brazos. Y de la mano. Y sin perderme de vista. Porque ¿Cómo debe ser que veas que te dejan en un sitio, que no conoces, con gente nueva, niños llorando, y que no sabes qué va a pasar luego?. No me extraña que luego sea como una lapita. Y hasta que no ve que no ve voy a volver a ir, no vuelve a estar más tranquila y vuelve a jugar sin estar pendiente de donde estoy. También pasa, que cuando salimos de la guardería, es un drama tener que ponerla de nuevo en el coche, que la tengo que soltar, y se ve de nuevo sola....

Que los lunes son complicados y un lunes, en septiembre, con la niña enferma, pues más.

Salida de la guardería y a dar teta, en el coche.  

viernes, 26 de julio de 2019

De nuevo verano.


El tiempo pasa volando. Y a mí no me da tiempo a nada. Ahora con el verano, las mañanas son de trabajo, las tarde de piscina. Y ya con eso se acaba el día. Pero es que los niños tienen mucha energía! J se ha soltado a andar hace tres semanas y le encanta ver los gatos, perros, palomas… aunque para ella todo son “guau guau”, así que si la quieres llevar a otro sitio mientras está observando al gato plácidamente dormido, se enfada y dice “noooo!!!”. 
Porque además de andar, habla por  los codos. Eso sí,  las únicas palabras que se le entienden son “mama”, “no”, “guau guau”, “agua” “papa”. Todo lo demás, aunque esté tres horas hablando porque no para, no se le entiende nada. Yo me parto de la risa, porque después de una parrafada a lo mejor termina con “mama”, y es “sí, sií,  estoy totalmente de acuerdo contigo”.  
Además J tiene amor por los zapatos. Se mete en el vestidor, me saca todos los zapatos, se los intenta poner… se enfada si se los quitas…. Ahora tenemos un problema, porque el vestidor se ha quedado sin luz, y ya que nos vamos a la playa en dos días, esto tiene pinta que no se va a arreglar en un par de semanas… o más… Así somos, todo por hacer. 
Que me he dado cuenta que si en invierno no tengo tiempo de nada, en verano es aún peor. Llego a la noche y ya que duermo a los niños, veo la hora, y digo, ya si eso sigo durmiendo. La diferencia está clara, en invierno los intento echar a dormir a las ocho, para tener un poco de tiempo por la noche, y en verano, pueden ser las ocho y estar saliendo de la piscina.

Y con la vorágine de un día tras otros que pasan casi sin darte cuenta,  de repente digo, tengo un niño que va a cumplir 4 años, una niña de un año y medio, y todo este tiempo se me ha pasado volando! Porque miro a M y veo ya un niño. Independiente y libre. Que a veces ni quiere hablar conmigo por telefono porque se lo está pasando bien. Y antes era estar colgado de mi cuello todo el tiempo.
Y veo a una niña que es feliz con sus zapatos, jugando con su hermano, o sentada en su silla pintando. Que la vida mirandola a través de sus ojos es genial, porque nos hacen ver de nuevo todo lo bonito que está a nuestro alrededor y damos por sentado. 

Feliz Verano! 


J feliz sentada

lunes, 13 de mayo de 2019

La Rabieta, con Mayúsculas.


Todo empezó el Sabado. Fuimos al Carrefour, J, M  y yo para hacer una fotos a J para la guardería. Tuve que entrar en el Carrefour, ahora no recuerdo para qué. Compré y nos fuimos tan felices. Sabado por la tarde, M le dice a papá, que ha visto unas zapatillas de cordones para el cole, que las necesita. Papá lleva a M al Carrefour para comprarle las zapatillas. Yo doy de cenar a J, me pregunto donde están estos chicos, si ha habido un  levantamiento zombi y se los ha llevado… pero no, peor, llegan, M con rabieta, porque había visto unas zapatillas de Paw Patrol, con cordones y con luces y papá no se las ha comprado. Papá me explica la situación : No había zapatillas blancas de cordones para el cole, pero M vió las de la patrulla canina y se le antojaron, pero el problema es que eran un 29 y él lleva un 26. Rabieta. Pero no una rabieta normal, no, ha sido La Rabieta. No si si algo superará a esto. Porque le ha durado hasta el domingo por la noche.
De hecho ha habido rabieta a las tres de la mañana del sábado, cuando se ha despertado, llorando que quería que papa le llevara a comprar las zapatillas. Ha habido rabieta por la mañana con la misma intensidad y la misma intención. Lo he manejado sacándole a pintar al jardín, que no sé si ha sido mejor o peor, porque estamos pintando las sillas de jardín, y cuando me he dado cuenta, tenía todo el culo del pantalón con barniz, y eso no se quita. (presagio otra rabieta cuando se de cuenta que sus pantalones y camiseta de Rayo McQueen están manchados y no va a quitarse)
Aquí creo que ha empezado el desastre,y yo soy parte del problema. Porque he decidido comprarle unas zapatillas de Paw Patrol, para el verano. Tenían luces, pero iban con velcro en lugar de cordones. Y ha sido feliz en el coche, hasta que hemos llegado a casa y de nuevo La Rabieta. Desde la hora de la comida hasta la hora de la cena, con un parón en casa de los abuelos, pero que se ha materializado, que en lugar de pegar gritos, lo que hacía era quitarle todos los juguetes a su hermana y no dejarla jugar con nada.
Y asi hemos seguido hasta el baño y la cena. Que ha sido infierno todo. Infierno, con todas las letras. Ya cuando ha razonado, eran las 8 y media de la noche, y a las 9 los hemos dormido. Yo me he dormido a las 9 y media. Pero agotamiento, de verdad. Y también que soy muy nueva en esto, y llega un momento en que es una lucha de poder. Un niño de tres años contra una madre de 43. No está claro quien ha ganado en esta lucha.
 
y así es como se solucionan las cosas. Una teta para cada uno. 

lunes, 6 de mayo de 2019

Vacaciones.... o no?


Con tanta fiesta y puente, esto ha sido un no parar. Aunque luego es muy duro volver a la realidad del día a día – Los mayores al trabajo y M al cole.

Fuimos a la playa en Semana Santa. Solo duramos tres días, porque empezaba a llover. En la ida debimos tardar como 8 horas. No habíamos salido de la comunidad de Madrid y ya habíamos parado; y a partir de ahí, lloros de J que no quería estar en la silla. Quejas de M que donde estaba la playa…. Llegamos  y menos mal que pudimos disfrutar de la playa tres días. Que tragarse el viaje de ida y el de vuelta con tan poca diferencia es duro. M al menos disfrutó con su bici paseando arriba y abajo y del mar. Bueno, los dos niños disfrutaron del mar. Es una gozada, la verdad.

M quiere ahora una bicicleta, con pedales y de mayores. Le hemos dicho que de regalo para su cumpleaños y ahora lo que pretende es convencernos que su cumpleaños es ahora. O que ahora es Agosto. O que ahora hace calor como en Agosto.

Lo del calor vamos a tener que hacérselo mirar, porque va a todas partes con pantalón corto, y manga corta. Y hay drama si su camiseta de futbolista se lava. Aunque también hay drama si su calzoncillo de cohete se lava. Ya quisiera yo ver a un negociador de rehenes o de situaciones peligrosas negociar con un niño de tres años. No hay un minuto de descanso ni de bajar la guardia. Que te intenta meter la trampa a las primeras de cambio.
Esto de que los días se alarguen no ayudan a la situación de los padres: que quieren descansar. Algo, un poco, una mijita. Algooooo. M se puede pasar todo el día fuera, que cuando volvemos a casa, rabieta porque quiere ir a la Dehesa de nuevo a pasear, o a cualquier sitio a pasear. O a jugar al baloncesto. O a montar en bici. O a montar en patinete.Y le intentas explicar que ya es por la tarde, que hay que cenar y dormir, y obviamente, te dice que es de día y hace sol. Y ahí sí que tiene razón. Pero lo que tienen los niños es que pueden pasar de estar arriba del todo, con fuerza y pegando saltos, a que de repente les viene la bajona, y de repente todo son lloros, gritos, y el cansancio que sale.

Y luego está J, que después de descubrir la posición vertical, no quiere pasar a estar sentada. Pero claro, tiene fuerza suficiente para dar pasos si la llevas de la mano, y así mantiene el equilibrio. Si no, pierde esa posición horizontal y a la vertical que va.

Y así estamos, cansados, y  yo con la espalda doblada de ir agachada con J cuando le da por andar. Aunque he aprendido una cosa. Todas las etapas pasan rápido! Un día estás diciendo no puedo más con la espalda,y al otro lo que vamos a estar es persiguiendo a J y a M en sus bicicletas.

Pero esto de no dormir está claro que no va bien para mis neurotransmisores, que están cortocircuitando, y no puedo mantener conversaciones normales porque se me olvidan palabras. O frases. O lo que quiero hacer en el siguiente momento. 

J , M y el mar

jueves, 11 de abril de 2019

Un hamster dentro de una rueda


Levantarse, ducharse, desayunar, coger el coche, conducir al trabajo;  trabajar, conducir de vuelta a casa, dar teta a M, comer, ( o comer y dar teta), recoger a M del cole, que jueguen poco, volver a casa; baños, cena, pijamas, dormir a los niños. Despertarse, dar teta a J, dormir a M que tiene pesadillas, volver a dormirme, despertarme, dar teta a J, volver a dormir a M, así en bucle hasta levantarse, ducharse y desayunar. Y empieza un nuevo día. Que lo se porque el sol se pone y sale, si no, sería como un hámster en una rueda, todo el día dando vueltas.

Claro que en todo este proceso hay fallos, que meto la pata, y la meto mucho. M ya está cansado del cole, el trimestre es largo, y no se quiere vestir, no se quiere poner el pijama, se pone lloroso y cansado. Y luego hay días donde le duele el oído, tiene mocos, o ya está y tiene el día atravesado. Quiere ir a la playa, quiere ir en manga corta, quiere ir al parque y están cayendo chuzos de punta. Y yo, en lugar de reconducir la situación, pues me sale un grito. Y mal. Mal. Empeoro la situación, que luego tengo que volver a reconducir. Un desastre.

Y hay días muy cansados, como ayer, que me lo cogí de vacaciones, les tuve que llevar a los dos al médico, luego tuvimos que ir al hospital a empezar las sesiones de fisioterapia con J, por la hipotonía, M no se quiso echar la siesta y se quiso venir conmigo  y con J. Luego a casa de nuevo (que ahí sí que se durmió M en el coche),y a seguir por la tarde. Total, que un día cansado.

Y luego ves todo lo que te dan, el amor, las risas, las contestaciones graciosas, y claro, se te pasan los males. Pero cuando estás en el meollo, intentando razonar, sin éxito, con uno llorando, el otro pidiendo, hay  momentos en que dices, me voy a la calle, que me da un chungo.

Al final, todo pasa, todo pasa. Y hay que disfrutar. Me lo digo, porque es verdad, y no hay que perder la perspectiva. ANIMOOOOO!!!!



primer día de fisioterapia con J. 

viernes, 22 de marzo de 2019

Un día cualquiera


Muchas cosas están pasando,  pero no me da la vida para sentarme. Eso, y  mi nivel de exigencia conmigo misma, que hace que tenga que ser perfecta en todo, en el trabajo, en casa con los niños, haciéndome cargo de cada pequeña cosa que me pasa por la cabeza. Que si falta arroz y además tengo el coche sin gasolina, mi cabeza hace cálculos para ver como gasto menos tiempo en hacer esas tareas, recoger al niño, dejar a la niña con la abuela, comer entremedias y, poder ir a recoger un papel que me ha llegado a correos. Claro, al final el papel de correos se dejó para otro día.

Total, que J se puso mala ayer, y está con fiebre, y M se puso malo el lunes, y llevamos una semana interesante de no dormir. Porque hay que decir que M y J duermen conmigo en la cama. El querido papa, empieza en la cama, y sigue en la habitación de M. Además que M está pasando por una etapa que si estoy con J en brazos, él quiere también. Que si doy teta a J, él quiere también. Intento darle todo el cariño que puedo, pasar tiempo con él, jugar con él, pero sigue luchando por su espacio con su mamá y compartirme con J lo lleva mal. A veces también dice que quiere ser bebé, y se pone el pañal, y quiere hacer pis en el orinal. Luego para lo que le interesa, quiere ser mayor. Y quiere ser futbolista, e ir en manga corta y en pantalón corto como ellos, con calcetines hasta las rodillas. Que el miércoles me estuve pateando tiendas para encontrarle calcetines largos, mientras luchaba por que se pusiera el abrigo, que todavía hace frío. Y M insistiendo que es primavera ya. Claro que por eso a lo mejor tengo a todos los niños malos en casa, además del padre que lleva ya un mes con dolor de garganta crónico.

Y hemos seguido con más jaleos, he tenido que llevar a J también al hospital porque no anda, se mueve culeando, y la pediatra nos ha dicho que está hipotónica. Así que he tenido que ir a que la valoren, y me llamarán para empezar a hacer ejercicios de fisioterapia para fortalecer un poco más las piernas y los brazos. A ver que tal se nos da. J tiene 14 meses.

Y así seguimos, ya es viernes, y a ver  qué tal se termina de dar el día, el médico de J, ir a ver una guardería, recoger a M, comprar algún regalo para la abuela, descansar….
Días de subirse a los árboles, que molan

jueves, 7 de febrero de 2019

Dias que querían ser de playa


Tengo un hijo con los objetivos claros. Él sabe lo que quiere y cuando lo quiere. Muy loable. Yo creo que le va a ir muy bien en la vida, teniendo tan claras las cosas. Luchando por ellas hasta el final. Lo malo es que ayer quería ir a la playa. Estamos a 550 km. Le recojo del cole, y me dice que quiere ir a la playa. Le explico que estamos en invierno, que la playa está lejos, y que iremos en vacaciones. Pero él tiene respuesta para todo, y encuentra la solución:
  • Vamos en  “sin vacaciones”, y solo un poquito. Vamos y volvemos.

Yo, como madre razonadora, intento explicar: papá está en el trabajo, no le vamos a dejar aquí solito. Pero M, con sus ideas claras, y su objetivo en el horizonte, lo ve todo claro:
  • si solo vamos un poquito, papá sigue en el trabajo.

Yo intento seguir: la playa está muy lejos, no nos da tiempo a ir. Pero M también tiene la solución
  • yo me duermo en el coche y me avisas cuando lleguemos.

Le vuelvo a explicar que estamos en invierno, que el agua está fría, que llueve
  • no nos metemos en el agua. Lo vemos desde la orilla.
Y además que como tiene su idea clara, tiene claro lo que tiene que hacer : se quita la ropa, se pone preparado para la playa, coge la maleta, la llena de juguetes, y la saca a la calle.
Claro, yo quisiera ir a la playa también. Escaparnos, vivir la vida así, libre, como los niños la ven. La pena es que al final no podemos hacer estas cosas. Total, que para ver si le saco la idea, cojo la bici, la maleta, abrigo a la niña y nos vamos a la calle. M me pregunta que donde está mi maleta, con mi ropa y los bañadores. Está claro que sospecha algo. Pero yo pienso, ¿Qué puede salir mal si le intento sacar la idea de la cabeza y distraerle?. Así que nos lo pasamos genial durante 45 minutos, jugando con la bici y  explorando los recovecos. Como ya cae el sol, recogemos. Pero, Ah!que ya nos vamos a la playa. Y ahí sí, ahí llega la bofetada de realidad. Le intento explicar que no nos vamos a la playa, que es imposible. Y llega la rabieta. Es así. Es un caos. ¿pero como se gestionan estas cosas? Al final, pienso, que  la frustración también es parte de la vida , y así habrá que aprender. Objetivos y frustración, la vida misma.



Mi hijo yendose a la playa. Sus juguetes están en la maleta.

lunes, 4 de febrero de 2019

Cortocircuitos


Llueve. Está gris. Hace frio. Me muero de sueño. Mala combinación si vuelves conduciendo del trabajo.
Estos días/semanas están siendo complicados. A mediados de Enero, J se puso mala con algún virus, traducido en fiebre, mocos y tos, y no dormir. A la siguiente semana,  M ha decidido que para qué dormir bien si se puede uno despertar cada 10 minutos. La ultima semana de Enero, M se puso malo, y volvimos a no dormir. Esta semana, lunes, J se ha despertado con fiebre (que se lo ha debido de pegar su hermano). Conclusión, tengo una cuadrilla de obreros con taladros, martillos  y picas dentro de mi cabeza, y no me dejan en paz.

Además he descubierto que mi marido cortocircuita. Y da chispazos, por no llamarlo exabruptos, o que estamos todos muy cansados ya. Un lunes cualquiera, los dos niños se despiertan a las 6:30 cuando yo me levanto para ir al trabajo, y es mi marido el que se queda con los dos. Y se despiertan los dos niños, que pueden que estén medio malos, o incubando algo, o que se despiertan así, y acontece el desastre absoluto.  El pobre, con dos manos, dos pies y una cabeza, y dos niños gritando y pidiendo su atención, cortocircuita y entra en barrena. Menos mal que se reinicia y luego atiende a un niño y a otro. Pero sí, son mañanas complicadas.  

Todavía queda mucha semana por delante y muchas noches de no dormir, y solo puedo pensar lo que dice M cuando le propones algo que no quiere hacer en ese momento:

Padres:  - “vamos a cenar”
M :- mañana.


Padres:  - vamos al cole
M :- - mañana

Padres:  - vamos a ver a los abuelos
M :- - mañana

- Padres:   vamos a dormir
M :- - mañana

Aunque aquí también puede decir, si es la siesta " es de día, mama".  Ese es su interés en dormir.

Que estemos cansados también ayuda que de repente el momento de la cena se vuelva complicado, yo tire un vaso de agua, M se haya quitado las zapatillas y quiera hacer la danza de la lluvia con el agua derramada, que sus padres se pongan a gritar que no pise el agua, que termine todo en lloros...y yo pienso, y luego hay otras familias, que relativizan y todo es genial, y paz, y momentos zen..... y yo solo puedo decir que no llego a esos momentos zen. Aún. Lo estoy intentando.

Días que me funciona mejor el Zen y hacemos galletas.

martes, 8 de enero de 2019

Un año


Hoy J hace una año. Un año desde que nació, por cesárea programada a las 37 semanas, pero un año y ocho meses desde que empezamos  el viaje las dos. Y echando la vista atrás, lo único que puedo pensar es que, que J viniera, ha sido un regalo. Un regalo por tener otro bebé en brazos, un regalo por que es una niña, porque puedo volver a sentir un poco de la esencia de Martina en ella, igual que lo hacía con su hermano, cuando tumbados en la cama, en la oscuridad, le daba el pecho, en mi cabeza medio dormida, se me juntaban las imágenes de Martina, de M, en un viaje irreal, pero bonito. Y que haya venido J ha sido un regalo tremendo, porque también he estado un año junto a su hermano, M, en casa, sin prisas, respetando tiempos, con paciencia. Esa paciencia que veo que me falta ahora más, que he vuelto al trabajo, que estoy cansada y con sueño, que M también ha acusado más, que no esté yo, con todos los cambios, de empezar el cole, que su madre no esté por las mañanas, otras rutinas, más horas fuera de casa…. Ha sido un año muy bonito, realmente. Y eso que esto es cansado de pelotas. O al menos yo vivo cansada. Hoy M empezaba de nuevo el cole, y se ha despertado a las 12, a la una, a las dos, a las tres, a las cuatro. Y entre medias J ha querido teta. Asi que tengo ojeras y sueño. Y solo puedo pensar que hasta Semana Santa no hay más vacaciones.

Estas Navidades, además M se ha enterado más de los Reyes Magos, los ha disfrutado, ha contado a abuelos, tíos y primos que han venido los Reyes Magos y el ruido que hicieron en el salón. Que se bebieron la leche, pero la  galleta se la dejaron, porque les habíamos pillado. Ha preguntado varias veces donde estaba la excavadora de Rubble, que la patrulla canina le encanta. Ha jugado con su torre de vigilancia, con su taladro, y al escondite. Eso sí, el escondite le encanta. Lo malo es que dice “la última!,” y te tiras jugando a la ultima del escondite diez partidas más. No hay fin. Pero hasta eso tiene su encanto. Además que se lo pasan genial J y M en el baño. Los dos juntos jugando con los patitos. Está claro que este año ha sido genial, y ahora que J empieza su segundo año, está claro que tendremos más momentos geniales. Y más cansancio. Pero lo que tengo claro es que hay que disfrutar estos momentos, porque se pasa super rápido. Y también sé que tendremos otros momentos de estress, que me enfadaré, y que lloraré a veces de impotencia, pero voy a seguir trabajando para estar zen, y poder estar con mis hijos de una manera más pausada.


A por el 2019!