lunes, 13 de mayo de 2019

La Rabieta, con Mayúsculas.


Todo empezó el Sabado. Fuimos al Carrefour, J, M  y yo para hacer una fotos a J para la guardería. Tuve que entrar en el Carrefour, ahora no recuerdo para qué. Compré y nos fuimos tan felices. Sabado por la tarde, M le dice a papá, que ha visto unas zapatillas de cordones para el cole, que las necesita. Papá lleva a M al Carrefour para comprarle las zapatillas. Yo doy de cenar a J, me pregunto donde están estos chicos, si ha habido un  levantamiento zombi y se los ha llevado… pero no, peor, llegan, M con rabieta, porque había visto unas zapatillas de Paw Patrol, con cordones y con luces y papá no se las ha comprado. Papá me explica la situación : No había zapatillas blancas de cordones para el cole, pero M vió las de la patrulla canina y se le antojaron, pero el problema es que eran un 29 y él lleva un 26. Rabieta. Pero no una rabieta normal, no, ha sido La Rabieta. No si si algo superará a esto. Porque le ha durado hasta el domingo por la noche.
De hecho ha habido rabieta a las tres de la mañana del sábado, cuando se ha despertado, llorando que quería que papa le llevara a comprar las zapatillas. Ha habido rabieta por la mañana con la misma intensidad y la misma intención. Lo he manejado sacándole a pintar al jardín, que no sé si ha sido mejor o peor, porque estamos pintando las sillas de jardín, y cuando me he dado cuenta, tenía todo el culo del pantalón con barniz, y eso no se quita. (presagio otra rabieta cuando se de cuenta que sus pantalones y camiseta de Rayo McQueen están manchados y no va a quitarse)
Aquí creo que ha empezado el desastre,y yo soy parte del problema. Porque he decidido comprarle unas zapatillas de Paw Patrol, para el verano. Tenían luces, pero iban con velcro en lugar de cordones. Y ha sido feliz en el coche, hasta que hemos llegado a casa y de nuevo La Rabieta. Desde la hora de la comida hasta la hora de la cena, con un parón en casa de los abuelos, pero que se ha materializado, que en lugar de pegar gritos, lo que hacía era quitarle todos los juguetes a su hermana y no dejarla jugar con nada.
Y asi hemos seguido hasta el baño y la cena. Que ha sido infierno todo. Infierno, con todas las letras. Ya cuando ha razonado, eran las 8 y media de la noche, y a las 9 los hemos dormido. Yo me he dormido a las 9 y media. Pero agotamiento, de verdad. Y también que soy muy nueva en esto, y llega un momento en que es una lucha de poder. Un niño de tres años contra una madre de 43. No está claro quien ha ganado en esta lucha.
 
y así es como se solucionan las cosas. Una teta para cada uno. 

lunes, 6 de mayo de 2019

Vacaciones.... o no?


Con tanta fiesta y puente, esto ha sido un no parar. Aunque luego es muy duro volver a la realidad del día a día – Los mayores al trabajo y M al cole.

Fuimos a la playa en Semana Santa. Solo duramos tres días, porque empezaba a llover. En la ida debimos tardar como 8 horas. No habíamos salido de la comunidad de Madrid y ya habíamos parado; y a partir de ahí, lloros de J que no quería estar en la silla. Quejas de M que donde estaba la playa…. Llegamos  y menos mal que pudimos disfrutar de la playa tres días. Que tragarse el viaje de ida y el de vuelta con tan poca diferencia es duro. M al menos disfrutó con su bici paseando arriba y abajo y del mar. Bueno, los dos niños disfrutaron del mar. Es una gozada, la verdad.

M quiere ahora una bicicleta, con pedales y de mayores. Le hemos dicho que de regalo para su cumpleaños y ahora lo que pretende es convencernos que su cumpleaños es ahora. O que ahora es Agosto. O que ahora hace calor como en Agosto.

Lo del calor vamos a tener que hacérselo mirar, porque va a todas partes con pantalón corto, y manga corta. Y hay drama si su camiseta de futbolista se lava. Aunque también hay drama si su calzoncillo de cohete se lava. Ya quisiera yo ver a un negociador de rehenes o de situaciones peligrosas negociar con un niño de tres años. No hay un minuto de descanso ni de bajar la guardia. Que te intenta meter la trampa a las primeras de cambio.
Esto de que los días se alarguen no ayudan a la situación de los padres: que quieren descansar. Algo, un poco, una mijita. Algooooo. M se puede pasar todo el día fuera, que cuando volvemos a casa, rabieta porque quiere ir a la Dehesa de nuevo a pasear, o a cualquier sitio a pasear. O a jugar al baloncesto. O a montar en bici. O a montar en patinete.Y le intentas explicar que ya es por la tarde, que hay que cenar y dormir, y obviamente, te dice que es de día y hace sol. Y ahí sí que tiene razón. Pero lo que tienen los niños es que pueden pasar de estar arriba del todo, con fuerza y pegando saltos, a que de repente les viene la bajona, y de repente todo son lloros, gritos, y el cansancio que sale.

Y luego está J, que después de descubrir la posición vertical, no quiere pasar a estar sentada. Pero claro, tiene fuerza suficiente para dar pasos si la llevas de la mano, y así mantiene el equilibrio. Si no, pierde esa posición horizontal y a la vertical que va.

Y así estamos, cansados, y  yo con la espalda doblada de ir agachada con J cuando le da por andar. Aunque he aprendido una cosa. Todas las etapas pasan rápido! Un día estás diciendo no puedo más con la espalda,y al otro lo que vamos a estar es persiguiendo a J y a M en sus bicicletas.

Pero esto de no dormir está claro que no va bien para mis neurotransmisores, que están cortocircuitando, y no puedo mantener conversaciones normales porque se me olvidan palabras. O frases. O lo que quiero hacer en el siguiente momento. 

J , M y el mar