lunes, 29 de agosto de 2016

Libros


Me gustan los libros, así que yo en mi felicidad extrema, me pongo a comprar libros para leérselos a M. Yo me imaginaba la siguiente escena: yo sentada, con M acurrucado en mi regazo, mientras yo le leo un libro, y M se duerme tranquilamente, y nos quedamos los dos juntitos, apretaditos y dándonos calor. Momento de paz, tranquilidad y felicidad.

Pues no, a un bebé de un año, con una apetencia extrema por todo lo que sea de papel o cartón, no se le puede leer un libro. Porque lo que quiere hacer con el libro es comérselo, o arrancar páginas. Y para qué hablar de estar sentados acurrucados… si le cojo, se pone de pie en mis rodillas, quiere trepar por encima de mi cabeza usando mi tripa como trampolín, se da la vuelta y quiere bajarse de cabeza, o saltar, o alcanzar la lámpara. Vamos, que ni por asomo existe un momento de tranquilidad y paz. De felicidad sí, y de cansancio también. Si una parte de querer leer un cuento es poder sentar el culo de vez en cuando, para qué engañarnos. 
Aun así, no desespero y lo seguiré intentando, llegará un momento en que se aúnen los momentos y  M quiera que le cuenten cuentos, y acurrucarse conmigo y que le haga cosquillas en los pies. 
Por ahora, el único libro que le interesa es este con animales y diferentes texturas, porque le encanta  tocarlas con el dedo. Le gusta tanto que lo saca, lo abre, y pasa hojas  (en lenguaje de adultos, lo tira al suelo, lo aporrea un poco, lo abre, intenta arrancar hojas) 
 

martes, 23 de agosto de 2016

Días de verano

Empezamos el segundo año de M igual que el primero, con control de peso! Como es posible?

Menos mal que los días de verano molan. Porque aunque esté trabajando, con la reducción de jornada me da tiempo a llegar a casa, cargar con M, e irnos un poco a la piscina a que chapotee. Y como le encanta, pues disfruto viéndole. Porque es acercarse al agua y empezar a dar gritos de alegría. Y le tengo que sujetar para que no se lance de cabeza al agua, no tiene ninguna sensación de peligro este niño. Voy a puntualizar que toda la sensación de peligro la acumula el padre, que  si fuera por él, no le dejaría ni que gateara no vaya a ser que salga un gusano gigante entre la hierba y le engulla.

Y M tiene una atracción especial con el churro de la piscina, pero el pobre no puede levantarlo. Yo creo que le encantaría dar golpes con él, debe pensar “ si un palo pequeño hace ruido, este palo grande debe ser increíble! “.
 Le compramos un juego de Ikea para dar golpes, pero M siempre nos deja mal y prefiere usar cualquier otra cosa. Las pajitas de los refrescos también le encantan, por cierto. 



Y en la piscina, con su pelota, su churro, viendo las hojas que se caen al suelo, tocando el césped, los árboles, mirando al cielo cuando pasa un avión, siguiendo una mariposa que vuela cerca, M está feliz. Y desnudo, claro, porque es intentar vestirle y empieza a dar unos gritos que parece que le estás metiendo en un saco con pinchos.


Lo dicho, los días de verano molan….

viernes, 12 de agosto de 2016

Un Año

M ha cumplido un año ya. Ha sido un año increíble, aprendiendo con M. Descubriendo este verano cómo le gusta el agua, meterse en la piscina, y salpicar con las manos abiertas; cómo le gusta la playa, las olas, meter los dedos en la arena y no poder coger nada. Ir a los restaurantes y verle mirar a las camareras con ojitos. Dar patadas a la pelota, o a cualquier cosa con forma redondeada. Gatear, sentarse, levantarse cuando encuentra un punto de apoyo, soltarse de manos y quedarse tres segundos suspendido sin agarrarse a nada, decir “mama”, no sé si con sentido o sin él, pero es precioso. 
 
 Y nos hemos ido de vacaciones con M, las primeras vacaciones en las que M ha montado en avión. La ida dormido plácidamente, la vuelta ya un poco más activo, pero como era Ryanair, no había mucho espacio entre el asiento y el respaldo para que M se moviera mucho y los padres nos tuvimos que emplear a fondo para mantenerle entretenido, pero mereció la pena. Porque los paseos por Dublín, los pubs, los parques, las conversaciones con los amigos… han sido mágicas. Claro, y el primer virus internacional que ha cogido M, que la visita a Dublin iba incluida con visita a urgencias, pero nosotros no lo sabíamos cuando compramos los billetes. Fue sorpresa. Y vaya susto con más de 39 de fiebre que no bajaba. Menos mal que en urgencias nos tranquilizamos y finalmente eran anginas, se consiguió controlar la fiebre, y M pudo disfrutar de otro día en el parque.
 
Y entre Dublín y la playa, hemos celebrado el cumple de M, con los abuelos, tíos, familia, y fue precioso. Claro, que M no aguanta mucho por la noche, y es verano, con calor, y las reuniones familiares mejor cuando no aprieta tanto el sol. Pero estuvo muy bonito.
 
Y empieza el segundo año de M!  a seguir disfrutando verle crecer. Y con un poco de suerte, empieza a dormir mejor y los padres podemos descansar un poquito más.