martes, 8 de enero de 2019

Un año


Hoy J hace una año. Un año desde que nació, por cesárea programada a las 37 semanas, pero un año y ocho meses desde que empezamos  el viaje las dos. Y echando la vista atrás, lo único que puedo pensar es que, que J viniera, ha sido un regalo. Un regalo por tener otro bebé en brazos, un regalo por que es una niña, porque puedo volver a sentir un poco de la esencia de Martina en ella, igual que lo hacía con su hermano, cuando tumbados en la cama, en la oscuridad, le daba el pecho, en mi cabeza medio dormida, se me juntaban las imágenes de Martina, de M, en un viaje irreal, pero bonito. Y que haya venido J ha sido un regalo tremendo, porque también he estado un año junto a su hermano, M, en casa, sin prisas, respetando tiempos, con paciencia. Esa paciencia que veo que me falta ahora más, que he vuelto al trabajo, que estoy cansada y con sueño, que M también ha acusado más, que no esté yo, con todos los cambios, de empezar el cole, que su madre no esté por las mañanas, otras rutinas, más horas fuera de casa…. Ha sido un año muy bonito, realmente. Y eso que esto es cansado de pelotas. O al menos yo vivo cansada. Hoy M empezaba de nuevo el cole, y se ha despertado a las 12, a la una, a las dos, a las tres, a las cuatro. Y entre medias J ha querido teta. Asi que tengo ojeras y sueño. Y solo puedo pensar que hasta Semana Santa no hay más vacaciones.

Estas Navidades, además M se ha enterado más de los Reyes Magos, los ha disfrutado, ha contado a abuelos, tíos y primos que han venido los Reyes Magos y el ruido que hicieron en el salón. Que se bebieron la leche, pero la  galleta se la dejaron, porque les habíamos pillado. Ha preguntado varias veces donde estaba la excavadora de Rubble, que la patrulla canina le encanta. Ha jugado con su torre de vigilancia, con su taladro, y al escondite. Eso sí, el escondite le encanta. Lo malo es que dice “la última!,” y te tiras jugando a la ultima del escondite diez partidas más. No hay fin. Pero hasta eso tiene su encanto. Además que se lo pasan genial J y M en el baño. Los dos juntos jugando con los patitos. Está claro que este año ha sido genial, y ahora que J empieza su segundo año, está claro que tendremos más momentos geniales. Y más cansancio. Pero lo que tengo claro es que hay que disfrutar estos momentos, porque se pasa super rápido. Y también sé que tendremos otros momentos de estress, que me enfadaré, y que lloraré a veces de impotencia, pero voy a seguir trabajando para estar zen, y poder estar con mis hijos de una manera más pausada.


A por el 2019!