miércoles, 17 de octubre de 2018

Dudas, dudas, dudas, y noches malas


Los mundos de M. Los diferentes mundos de la maternidad. El lado precioso, luminoso, brillante, y el lado que me come por dentro y me crea ansiedad. Esta vuelta al trabajo está siendo muy dura para M. Estamos en crisis. Llevamos tres días que están  siendo muy duros.  Que M se despierta a las 6:30 cuando yo me levanto, y entra ya en espiral, llorando y sin escuchar que quiere estar con mamá.  Hoy ha sido igual y tengo un agujero en el estómago, una opresión en el pecho. No puedo más que pensar  en el pobre M sufriendo. Esta noche además a la una de la mañana se ha despertado y llorando de nuevo. Es como si tuviera estress  post traumatico. O a lo mejor el estress post traumático lo tengo yo.
Me asombra la gente que tiene todo tan claro en la vida. Con los hijos, las decisiones, el camino a tomar. Yo soy un mar de dudas, con el padre intentamos hacerlo lo mejor posible, pero no sabemos si nuestras decisiones son acertadas.
Empezamos a colechar con M porque lloraba en la  cuna y no dormía. Estuvimos los tres en la cama, papa, M y yo hasta que me quedé embarazada de J. Ahí con la tripa el pobre padre no cabía con nosotros en la cama y se fue a la de M. Intentamos que M durmiera en su cama, cuentos con papá, apagar la luz, dormirse… y funcionó relativamente hasta que M de nuevo quiso venir a dormir con mamá. Así que ahora estamos M, J y mamá en la cama, y papá ha sido echado a la de M.  Ayer M quería dormir en su cama con mamá. Nos pareció bien y se durmió en su cama, pero yo me levanté y me fui. Que pasó? Que a la una de la mañana hubo drama en casa, cuando se despertó. Y esta mañana más drama que quería estar con mamá. Así que su papa y yo nos preguntamos si todo lo que estamos haciendo está bien o no. Lo hacemos por amor, lo hacemos  porque es lo que mejor nos  viene a la familia. Lo hacemos porque es  el camino que se nos presenta delante y el que vemos que es el mejor.

Pero empezar a trabajar y dejarles, es muy duro.  Muy duro. Para mí es ir contra mi naturaleza, dejar a mis hijos. Porque J también se pone triste y llora cuando me voy. ¿Cuándo se acabará este malestar, por llamarlo de alguna forma? De no querer dejar a mis hijos? Cuando tengan 18 años no me necesitarán, pero ahora sí.
Seguiré con mis lágrimas, viendo a mis bebes que crecen, y que sufren porque no estoy con ellos.
Que duro es esto de no saber cual es el mejor camino, eh?
Que bonito cuando solo hay risas y juegos. Lo complicado es saber qué hacer cuando M está triste, enfadado, y no sabe manejar sus emociones. 


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