lunes, 5 de noviembre de 2018

Celos


Celos, eso tan intangible que de repente llega y dices “ ay la madre y ahora que hago”. Que a veces pienso que debería tener un oráculo encima de mí, para que me explicara qué hacer en cada situación nueva. Hemos estado 4 días de puente, y alguno de ellos ha sido muy intenso. El viernes estuve sola con los dos, y mientras intentaba dormir a J en el porteo, M gritaba que quería estar él en el porteo. Tras infructuosamente explicar que eso no se podía (y como va a ser posible que M con tres años entienda mi explicación, si yo entiendo que para él no tenga sentido que yo no pueda cogerle), al final terminé por poner la tele, dormir un poco a J en la teta sentada, mientras con el otro brazo cogía a M.

Y si J está dormida en un lado de la cama, M quiere también ese lado. Que sí, que duermen los dos en la cama de los padres, que no voy a montar la tercera guerra mundial con bomba nuclear incluida en estos momentos de la vida, para sacar a M de la cama, cuando J está. Ya dentro de unos meses me planteo sacar a los dos. O seguir así. Quien sabe. Hay tantas cosas que no sé….

El sábado que salí a comprar, M decidió que quería ir en el carro, así que tuve que ponerme a J en porteo (que ahí no le molestó) y él ir en carro. Pero así estamos. Y lo paso mal por M, porque no sabe gestionar todavía que exista otra personita que acapara algo de atención de su madre. Como no hay nada como leer, si leo sobre los celos, descubro que se pasan, y que no, que también duran toda la vida. Que siempre hay algo que existirá ahí, y que los padres lo mejor que podemos hacer es servir de referente y guiar a nuestros hijos. Por eso necesito el oráculo, porque a veces es muy complicado saber como comportarse. Y estar a la altura, que somos al fin y al cabo referentes.
Y que he contado solo dos situaciones de celos, pero que M cuando se pone intenso, no quiere que de teta a J, no quiere que juegue con ella, no quiere que la coja, no quiere nada. Y se pone a gritar, se pone a llorar, a llamar la atención.... que ser un niño de tres años, está claro que es complicado. Y nos quejamos nosotros del trabajo :)

Niños, abuela y madre de compras.

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