M no
estaría, no tendría mundos, ni historias que contar en un futuro ,
si no fuera porque Martina vino, y se fue. Martina llegó por noviembre del
2013, y estuvo conmigo, con nosotros hasta el 11 de julio de 2014, que fue
cuando nació, sin vida, en un parto por cesárea. Fue nuestra hija deseada,
la pequeña revoltosa que me dio paseos con la abuela, comidas en familia,
abrazos triples con su papá, una primavera viendo brotar las flores y eligiendo
las que nos gustaban... El tiempo que nos regaló fue precioso y todo
lo que nos enseñó, tan pequeñita; nos enseñó que lo importante es vivir el
ahora y disfrutar lo que tenemos, la familia, los amigos, un rayo de sol, un
paseo tranquilo, un abrazo...
Martina era luz, así que
cuando nos tuvo que dejar, de repente llegó oscuridad, los
días tristes y la pena.
M
apareció de la nada 5 meses más tarde para volver a traer un poco de luz. Y
realmente con él todo se vive mejor y de otra manera, porque cuando sonríe, es
imposible no reír con él. Y Martina seguirá, en nuestros corazones,
siempre.
Día del recuerdo 2015
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