lunes, 6 de mayo de 2019

Vacaciones.... o no?


Con tanta fiesta y puente, esto ha sido un no parar. Aunque luego es muy duro volver a la realidad del día a día – Los mayores al trabajo y M al cole.

Fuimos a la playa en Semana Santa. Solo duramos tres días, porque empezaba a llover. En la ida debimos tardar como 8 horas. No habíamos salido de la comunidad de Madrid y ya habíamos parado; y a partir de ahí, lloros de J que no quería estar en la silla. Quejas de M que donde estaba la playa…. Llegamos  y menos mal que pudimos disfrutar de la playa tres días. Que tragarse el viaje de ida y el de vuelta con tan poca diferencia es duro. M al menos disfrutó con su bici paseando arriba y abajo y del mar. Bueno, los dos niños disfrutaron del mar. Es una gozada, la verdad.

M quiere ahora una bicicleta, con pedales y de mayores. Le hemos dicho que de regalo para su cumpleaños y ahora lo que pretende es convencernos que su cumpleaños es ahora. O que ahora es Agosto. O que ahora hace calor como en Agosto.

Lo del calor vamos a tener que hacérselo mirar, porque va a todas partes con pantalón corto, y manga corta. Y hay drama si su camiseta de futbolista se lava. Aunque también hay drama si su calzoncillo de cohete se lava. Ya quisiera yo ver a un negociador de rehenes o de situaciones peligrosas negociar con un niño de tres años. No hay un minuto de descanso ni de bajar la guardia. Que te intenta meter la trampa a las primeras de cambio.
Esto de que los días se alarguen no ayudan a la situación de los padres: que quieren descansar. Algo, un poco, una mijita. Algooooo. M se puede pasar todo el día fuera, que cuando volvemos a casa, rabieta porque quiere ir a la Dehesa de nuevo a pasear, o a cualquier sitio a pasear. O a jugar al baloncesto. O a montar en bici. O a montar en patinete.Y le intentas explicar que ya es por la tarde, que hay que cenar y dormir, y obviamente, te dice que es de día y hace sol. Y ahí sí que tiene razón. Pero lo que tienen los niños es que pueden pasar de estar arriba del todo, con fuerza y pegando saltos, a que de repente les viene la bajona, y de repente todo son lloros, gritos, y el cansancio que sale.

Y luego está J, que después de descubrir la posición vertical, no quiere pasar a estar sentada. Pero claro, tiene fuerza suficiente para dar pasos si la llevas de la mano, y así mantiene el equilibrio. Si no, pierde esa posición horizontal y a la vertical que va.

Y así estamos, cansados, y  yo con la espalda doblada de ir agachada con J cuando le da por andar. Aunque he aprendido una cosa. Todas las etapas pasan rápido! Un día estás diciendo no puedo más con la espalda,y al otro lo que vamos a estar es persiguiendo a J y a M en sus bicicletas.

Pero esto de no dormir está claro que no va bien para mis neurotransmisores, que están cortocircuitando, y no puedo mantener conversaciones normales porque se me olvidan palabras. O frases. O lo que quiero hacer en el siguiente momento. 

J , M y el mar

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