Todo
empezó el Sabado. Fuimos al Carrefour, J, M y yo para hacer una fotos a J
para la guardería. Tuve que entrar en el Carrefour, ahora no recuerdo para qué.
Compré y nos fuimos tan felices. Sabado por la tarde, M le dice a papá, que ha
visto unas zapatillas de cordones para el cole, que las necesita. Papá lleva a
M al Carrefour para comprarle las zapatillas. Yo doy de cenar a J, me pregunto
donde están estos chicos, si ha habido un levantamiento zombi y se los ha
llevado… pero no, peor, llegan, M con rabieta, porque había visto unas
zapatillas de Paw Patrol, con cordones y con luces y papá no se las ha comprado.
Papá me explica la situación : No había zapatillas blancas de cordones para el
cole, pero M vió las de la patrulla canina y se le antojaron, pero el problema
es que eran un 29 y él lleva un 26. Rabieta. Pero no una rabieta normal, no, ha
sido La Rabieta. No si si algo superará a esto. Porque le ha durado hasta el
domingo por la noche.
De
hecho ha habido rabieta a las tres de la mañana del sábado, cuando se ha
despertado, llorando que quería que papa le llevara a comprar las zapatillas.
Ha habido rabieta por la mañana con la misma intensidad y la misma intención.
Lo he manejado sacándole a pintar al jardín, que no sé si ha sido mejor o peor,
porque estamos pintando las sillas de jardín, y cuando me he dado cuenta, tenía
todo el culo del pantalón con barniz, y eso no se quita. (presagio otra rabieta
cuando se de cuenta que sus pantalones y camiseta de Rayo McQueen están
manchados y no va a quitarse)
Aquí
creo que ha empezado el desastre,y yo soy parte del problema. Porque he
decidido comprarle unas zapatillas de Paw Patrol, para el verano. Tenían luces,
pero iban con velcro en lugar de cordones. Y ha sido feliz en el coche, hasta
que hemos llegado a casa y de nuevo La Rabieta. Desde la hora de la comida
hasta la hora de la cena, con un parón en casa de los abuelos, pero que se ha
materializado, que en lugar de pegar gritos, lo que hacía era quitarle todos
los juguetes a su hermana y no dejarla jugar con nada.
Y asi
hemos seguido hasta el baño y la cena. Que ha sido infierno todo. Infierno, con
todas las letras. Ya cuando ha razonado, eran las 8 y media de la noche, y a las
9 los hemos dormido. Yo me he dormido a las 9 y media. Pero agotamiento, de
verdad. Y también que soy muy nueva en esto, y llega un momento en que es una
lucha de poder. Un niño de tres años contra una madre de 43. No está claro quien ha ganado en esta lucha.
y así es como se solucionan las cosas. Una teta para cada uno.
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