Tengo un hijo con
los objetivos claros. Él sabe lo que quiere y cuando lo quiere. Muy loable. Yo
creo que le va a ir muy bien en la vida, teniendo tan claras las cosas. Luchando
por ellas hasta el final. Lo malo es que ayer quería ir a la playa. Estamos a
550 km. Le recojo del cole, y me dice que quiere ir a la playa. Le explico que
estamos en invierno, que la playa está lejos, y que iremos en vacaciones. Pero
él tiene respuesta para todo, y encuentra la solución:
- Vamos en “sin vacaciones”, y solo un poquito.
Vamos y volvemos.
Yo, como madre
razonadora, intento explicar: papá está en el trabajo, no le vamos a dejar aquí
solito. Pero M, con sus ideas claras, y su objetivo en el horizonte, lo ve todo
claro:
- si solo vamos un poquito, papá sigue
en el trabajo.
Yo intento
seguir: la playa está muy lejos, no nos da tiempo a ir. Pero M también tiene la
solución
- yo me duermo en el coche y me avisas
cuando lleguemos.
Le vuelvo a
explicar que estamos en invierno, que el agua está fría, que llueve
- no nos metemos en el agua. Lo vemos
desde la orilla.
Y además que como
tiene su idea clara, tiene claro lo que tiene que hacer : se quita la ropa, se
pone preparado para la playa, coge la maleta, la llena de juguetes, y la saca a
la calle.
Claro, yo
quisiera ir a la playa también. Escaparnos, vivir la vida así, libre, como los
niños la ven. La pena es que al final no podemos hacer estas cosas. Total, que
para ver si le saco la idea, cojo la bici, la maleta, abrigo a la niña y nos
vamos a la calle. M me pregunta que donde está mi maleta, con mi ropa y los
bañadores. Está claro que sospecha algo. Pero yo pienso, ¿Qué puede salir mal
si le intento sacar la idea de la cabeza y distraerle?. Así que nos lo pasamos
genial durante 45 minutos, jugando con la bici y explorando los recovecos. Como ya cae el sol,
recogemos. Pero, Ah!que ya nos vamos a la playa. Y ahí sí, ahí llega la bofetada
de realidad. Le intento explicar que no nos vamos a la playa, que es imposible.
Y llega la rabieta. Es así. Es un caos. ¿pero como se gestionan estas cosas? Al
final, pienso, que la frustración
también es parte de la vida , y así habrá que aprender. Objetivos y
frustración, la vida misma.
Mi hijo yendose a la playa. Sus juguetes están en la maleta.