Los mundos de M.
Los diferentes mundos de la maternidad. El lado precioso, luminoso, brillante,
y el lado que me come por dentro y me crea ansiedad. Esta vuelta al trabajo
está siendo muy dura para M. Estamos en crisis. Llevamos tres días que están siendo muy duros. Que M se despierta a las 6:30 cuando yo me
levanto, y entra ya en espiral, llorando y sin escuchar que quiere estar con mamá.
Hoy ha sido igual y tengo un agujero en
el estómago, una opresión en el pecho. No puedo más que pensar en el pobre M sufriendo. Esta noche además a
la una de la mañana se ha despertado y llorando de nuevo. Es como si tuviera estress post traumatico. O a lo mejor el estress post
traumático lo tengo yo.
Me asombra la gente
que tiene todo tan claro en la vida. Con los hijos, las decisiones, el camino a
tomar. Yo soy un mar de dudas, con el padre intentamos hacerlo lo mejor
posible, pero no sabemos si nuestras decisiones son acertadas.
Empezamos a
colechar con M porque lloraba en la cuna
y no dormía. Estuvimos los tres en la cama, papa, M y yo hasta que me quedé
embarazada de J. Ahí con la tripa el pobre padre no cabía con nosotros en la cama
y se fue a la de M. Intentamos que M durmiera en su cama, cuentos con papá,
apagar la luz, dormirse… y funcionó relativamente hasta que M de nuevo quiso
venir a dormir con mamá. Así que ahora estamos M, J y mamá en la cama, y papá ha
sido echado a la de M. Ayer M quería
dormir en su cama con mamá. Nos pareció bien y se durmió en su cama, pero yo me
levanté y me fui. Que pasó? Que a la una de la mañana hubo drama en casa,
cuando se despertó. Y esta mañana más drama que quería estar con mamá. Así que
su papa y yo nos preguntamos si todo lo que estamos haciendo está bien o no. Lo
hacemos por amor, lo hacemos porque es
lo que mejor nos viene a la familia. Lo
hacemos porque es el camino que se nos
presenta delante y el que vemos que es el mejor.
Pero empezar a
trabajar y dejarles, es muy duro. Muy
duro. Para mí es ir contra mi naturaleza, dejar a mis hijos. Porque J también
se pone triste y llora cuando me voy. ¿Cuándo se acabará este malestar, por
llamarlo de alguna forma? De no querer dejar a mis hijos? Cuando tengan 18 años
no me necesitarán, pero ahora sí.
Seguiré con mis lágrimas,
viendo a mis bebes que crecen, y que sufren porque no estoy con ellos.
Que duro es esto
de no saber cual es el mejor camino, eh?
Que bonito cuando solo hay risas y juegos. Lo complicado es saber qué hacer cuando M está triste, enfadado, y no sabe manejar sus emociones.
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