Es un hecho, es posible que el género humano se hubiera extinguido si
hubiera muchas familias como ésta.
Es Domingo, me levanto a las 8:30 con M, el padre lleva desde las 6:30 con J. en el salón para que yo pueda dormir,
porque J. regurgita mucho y si después de comer se tumba, llega el caos. Preparamos
el desayuno a M, y paso a dar la teta a
J. Tras esto, intentamos desayunar los mayores. En esto que se me ocurre
hacer torrijas y como estoy con la pequeña, la leche que había puesto en el fuego se sale. Termino hacer las torrijas y desayuno. El papá
está con la niña asi que me intento
duchar, pero es imposible por que M esta
haciendo el loco= ha cogido el secador, ha abierto un bote con colorante
alimentario... así que mejor le controlo. J ya está dormida y ya me puedo
duchar.. El papá que intenta desayunar también, no puede hasta que no termino
yo de ducharme, porque si no M molesta a J. y la despierta- tras esto, el papá se ducha y consigue desayunar.
Hacemos la lista de la compra para poder seguir subsistiendo el resto de la
semana y papá se va a comprar con M. ya son las 12:00 de la mañana!
Entremedias, me he arreglado para hacer arroz blanco y sacar unos filetes
de ternera que tenía congelados para que esta familia pueda comer y me he ido a
dar una vuelta con J. en el carro. Hace sol pero es febrero, y todavía bueno
bueno, no hace. J. se ha puesto a llorar a mitad de camino, con lo que me he
parado, he sacado la teta para que comiera y como el resto del camino era
cuesta abajo, he pensado que mejor dar la vuelta al carro para que la bebé no
regurgitara. Así que a bajar la cuesta al revés. Y ahí estaba yo, cuando he
recibido un mensaje diciendo que una antigua compañera de trabajo estaba super
delgada y tenía tipazo después de las tres hijos, con lo que me he deprimido un
poco y he seguido andando apretando tripa a ver si mi figura mejoraba. Todo
esto mientras mis zapatillas se comían mis calcetines y se arrugaban en la
punta del dedo gordo, lo que no provoca mucho placer, he de decir.
La cosa no ha mejorado, porque cuando he llegado a casa he olido a
churruscado, y me he dado cuenta que no había apagado el fuego del arroz. Así
que estaba todo quemado. He salvado la capa de arriba para M, que con buen
criterio se ha comido 5 cucharadas del engendro que ha quedado. Qué se le va a hacer. Menos mal que tenía también los filetes descongelados y he conseguido hacerle uno a M. Luego, me he
puesto manos a la obra y rascar, para intentar salvar la olla, y no tener que tirarla a
la basura, junto con el resto del arroz.
Vamos a pasar tranquilamente por la tarde, hasta llegar a la noche, donde
he tenido que meterme en la cama con M y con J. (sí, M sigue colechando con
nosotros), para ver si M se dormía mientras J. comía un poco. A todo esto, el
padre estaba roncando tranquilamente en la cama, porque un niño de dos años y
medio que se dedica a subirse, bajarse, dar la vuelta, hablar, seguir
hablando.... hasta que se duerme, está claro que no afecta a los ritmos
circadianos del padre.
Total, que voy a ver si J. no regurgita mucho (ha manchado ya la camisa del
padre, su propio pijama, y no he mirado si la cuna) y volvemos de nuevo a
empezar otro apasionante día.
PD - entremedias de todo el caos, también hay muchas risas, no os vayáis a
creer, porque si no, verdaderamente el género humano se hubiera extinguido.
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