Empezamos con el colecho con M porque no nos quedó otra. Intentad si no, sobrevivir sin dormir, con un niño que llora sin descanso y que no duerme. Fue echarle en la cama con nosotros y empezar a dormir. Que se despertaba 20 veces, vale, pero se volvía a dormir a los 5 segundos. Y ahora duerme sin despertarse la mayoría de los días, y seguimos haciendo colecho.
Intentamos sin mucho éxito que M durmiera en su cama, y claudicamos, porque M en su cama se despertaba y se ponía a llorar sin parar. Es verdad que el cansancio hace que tomes la decisión de abandonar la misión, porque eso de levantarse, calmarle, volver a dormirle, volver a coger el sueño de nuevo....
Demasiado cansado sí. Y más si el pequeño M solo quiere a su madre y como huela al padre tenemos un conflicto intergalactico de los gritos que puede pegar.
Así que seguimos con el colecho, y la pequeña J, de 22 días, está ahora a mitad entre el colecho y la cuna. Que si quiere mamar, y es de noche, y estoy cansada, al final se queda en la cama
Cuna de colecho de M, que ha debido de usar 5 minutos en su vida.
- Aquí es cuando me planteo comprar una cama de dos metros de ancho !-.
El problema es la hora de dormir , porque M quiere dormir con mamá; papá está muy bien para otras cosas pero la hora de la cama es con mamá. Así que como todavía no he sabido clonarme, como J esté mamando, los tres a la cama y a esperar que M se duerma. Porque claro, dejar a J en la minicuna es invitar a M que quiera meterse en ella, y ya tenemos la fiesta montada, que sumado a mi cansancio, es tener una bomba de relojería a las 9 de la noche. Que sería todo más fácil si M se durmiera con su padre, pero ese es otro escollo que no se si en algún momento superaremos.