Podría hablar de la operación pañal, de la operación chupete, de la operación comida... pero hoy siento añoranza de cuando estaba embarazada. O mejor dicho, de cuando estaba embarazada de Martina. De esa alegría, paz, serenidad. De pensar que era lo más maravilloso del mundo. Con Marcos y con Julieta los embarazos fueron con miedo, y sin disfrutar, pensando que pudiera salir algo mal. Y siento nostalgia de esa época inocente. Y tristeza de no tener a Martina, mucha tristeza.
Me he dado cuenta lo feliz que me hacen mis hijos. Y eso que es agotador, pero no puede molar más. Es curioso como cambian las cosas, pero supongo que hay un tiempo para cada cosa. Y a veces grito y me enfado y no tengo paciencia, pero tengo que aprender también a ir con mis tiempos. Y a conocerme mejor. Y a saber crecer con mis hijos. A tener paciencia con nosotras mismas, con la exigencia que tenemos, y a seguir el camino, que nunca se para. Y a tener tiempo para lo que nos guste, que también da energía.
Total, que hoy tengo añoranza de mi tiempo con Martina.
las flores de los paseos con Martina