M ya se sienta, gatea, ha descubierto que es bípedo y se pone de pie en cuanto ve un punto de apoyo. Y tiene ideas felices de ir a por todo lo que no debería: enchufes, cables, el teléfono… y luego le gusta aporrearlo. No sé si porque es niño, si es porque tiene el gen neandertal muy desarrollado, o porque ha salido a la familia materna, que somos muy brutos. Aunque luego es muy señorito con otros materiales: coge un trozo de melocotón, pero como ve que no es de la textura apropiada, no sabe qué hacer con él. Duda, si volverlo a coger o no.. duda, si intentar metérselo en la boca o no (no debe saber igual de bien que el teléfono), y como siempre, hace ruidos gruñendo porque no sabe qué hacer con ello. Bueno, realmente sí sabe, tirarlo. Porque tira todo, después de haber aporreado un poco todo lo que se le ha puesto por delante. Con la poca flexibilidad que se me ha quedado, lo que voy a intentar es hacer sentadillas a ver si mejoro un poco mi forma física.
Y parece mentira pero sí, M se ha caído de la cama. Subestimé su destreza para llegar de punta a punta, pero el quinajo sabe moverse y pasó lo que pasó. Que fue más rápido que yo. Un desastre absoluto. Ahora he aprendido (espero), y le dejo en el suelo. Espero que no me vuelva a pasar de nuevo!